corneliuspluma.jpg (1927 bytes)

Magma.jpg (8534 bytes)

Xiros

[fragmento del texto que forma parte del libro MAGMA - Cornelius Castoriadis. Psicoanálisis, filosofía, política. Ed. Biblos, Buenos Aires, 2003] Ir a la presentación del libro

[Xiros es el nombre de la isla griega donde transcurre el cuento de Julio Cortázar "La isla a mediodía", sobre el cual este texto ha sido escrito a modo de "variación"]

Por Yago Franco

 

El sonido del teléfono me despertó de la modorra en la cual me hallaba hundido, esa tarde de junio en la cual intentaba seguir las jugadas de uno de esos aburridísimos partidos de Mundial de Football de Francia. "No sabés, soñé con Castoriadis". La frase de Leonor terminó de despabilarme. Sentí, confieso, algo de envidia. Pero no tanta como para relatarles lo que ella me dijo que soñó. Cortamos y continué mirando sin ver lo que se desarrollaba en el campo de juego. Me dejé ganar por un extraño estado de ensoñasión, bruscamente interrumpido.

Porque ocurre que él está bajando del estrado, enciende un cigarrillo antes que se agote el aplauso que corona su anteúltima conferencia. Castoriadis [...] con su calva, su paso viváz y campechano, su mirada vital, su voz grave y límpida se me aparece, ahora, junio de 1998, por detrás mío en lo que debiera ser el patio de mi casa y que ahora es una isla griega, justo al mediodía. [...] El hombre se ve divertidamente impaciente ante mi silencio, y entonces me dice: "Sólo veinte minutos, tenemos ese tiempo, ni un segundo más".

Y yo sigo ahí, tengo frente mío a Castoriadis, el griego. El que a los doce años quedó deslumbrado por la filosofía y el marxismo, y a los quince militaba en la ilegal juventud comunista mientras luchaba contra el nazismo; a quien sus compañeros no lo delatarán aunque estén en la sala de torturas. Se irá del Partido Comunista griego por considerarlo un aparato burocrático, y se unirá al trostskismo el tiempo que dure su propio cuestionamiento de la lectura que éste hace de la URSS, a la que considera ya en esa época (año '45, a sus 23 años) un régimen capitalista burocrático total y totalitario. Perseguido por el emergente stalinismo y por el fascismo, condenado a muerte, este hombre que parece dictarme todo esto sin pronunciar palabra, se va a Francia, donde se hará más griego todavía. Allí insiste, se une al trostskismo, hasta que fundará el grupo y revista Socialismo o Barbarie. [...] Crítico del existencialismo, del estructuralismo y de gran parte del horizonte intelectual y político francés. Sartre dijo de Castoriadis: "estaba en lo justo, pero en el momento equivocado". Y Castoriadis de Sartre: "tuvo el honor de estar equivocado, en el momento justo".

Alzo la vista, se encoge de hombros y me dice: [...] Marx había cometido un pequeño olvido: el de la dimensión del individuo singular, y no contemplaba que lo sociohistórico es producto de creación imaginaria, que existe un imaginario colectivo anónimo, radical, instituyente y constituyente. Marx sigue siendo un hegeliano que reemplaza el espíritu por las fuerzas productivas: es un racionalista. Para él la técnica tiene un desarrollo autónomo y es el motor de la historia, mira la historia con ojos capitalistas, postula una naturaleza humana cuya principal motivación es económica. [...] no pudo ver esa capacidad que tienen los colectivos humanos de hacer surgir de modo inmotivado - aunque sí condicionado - formas, figuras, esquemas nuevos que son creadores de mundos. [...] Los colectivos toman lo que existe, para crear formas nuevas, impredecibles; producen en un determinado momento una ruptura de las significaciones imaginarias para dar lugar a lo nuevo. Esa ruptura y aparición de nuevas significaciones es creación: es lo mismo que hacen los artistas. [...]

[...] Le decía, entonces, que entré en contacto con el psicoanálisis a principios de la década del sesenta. Aprecié que con Freud todo esto podía ser pensado de otra manera, lo esencial de su planteo sigue siendo verdadero, lo que es necesario es que, ciertamente, hay que ir más lejos. Porque la sociedad [...] no puede pensarse como el resultado de dos prohibiciones ... una simple prohibición no puede crear nada, sino apenas reglar algo. Porque en la creación y existencia de las sociedades hay un contenido positivo casi infinito, no meras prohibiciones.

[...] Los psicoanalistas no ven más que el asesinato del padre e ignoran el juramento de los hermanos de renunciar a su omnipotencia, no matar a otro, no querer más, para cada uno, a todas las mujeres de la hermandad. Por otra parte, la asunción de la filiación no puede hacerse sino por la asimilación de la limitación del padre, por el hecho de que el padre es padre entre otros padres. Y que hay algo, la colectividad y su institución, que es más general y que lo supera.

Y cuando los psicoanalistas hablan de la "ley" y lo "simbólico", borran la sociedad instituyente y reducen la sociedad instituida a una colección de reglas muertas, frente a las cuales el sujeto (para ser "estructurado") debe hundirse en la pasividad.

[...] A mi entender el psicoanálisis lo que permite pensar es la posibilidad, en lo colectivo, de que los hombres puedan plantarse frente a los fundamentos de su sociedad, que dejen de pensar que las leyes que los regulan fueron creadas por dioses, por héroes canonizados, o por el mercado. Que se atrevan a salir de la cobardía de pensar que otro ya hizo las leyes por ellos. Eso les permitiría arribar a una autonomía, salir de la alienación, de la heteronomía. Es notable el paralelo con un proceso psicoanalítico[...] Ud. le pide a alguien que abandone su pensamiento racional - que siempre es el pensamiento determinado por las significaciones imaginarias colectivas que a Ud. le llegaron desde su familia, la escuela, la universidad, el trabajo, los medios masivos, etc. - entonces, le pide que abandone su yo oficial, ese socialmente conformado, para dar rienda, a través de su asociaciones libres, a su imaginación radical, que es la que hace estallar certezas, cuestionadora de todo lo dado. Ud. le propone un ejercicio de la libertad.  [...] Ha tenido profundos efectos haber demostrado las profundas tendencias de los sujetos, todo lo no oficial de la subjetividad. Que es justamente lo que Marx ignoraba, al decirnos: el poder está allí, hay que ir y tomarlo derrocando a los amos que lo custodian, todo lo que hay que hacer es tomar conciencia, que es la conciencia obrera. Freud se reirá de esto: el amo está en Uds., nos dirá, y Uds. no hacen más que recrearlo a través de sus identificaciones inconscientes, con su superyó y su ideales.

En este sentido vengo sosteniendo que el papel de la educación es fundamental, porque es imposible que todo el mundo se psicoanalice, y además no tendría ningún sentido. Pero siempre y cuando la educación devenga una auténtica paideia, promoviendo la creatividad, la libertad de pensar y pensarse. [...] La mira de la pedagogía es, primero, la instauración de otro tipo de relación entre el sujeto reflexivo y su inconsciente, es decir, su imaginación radical y en segundo lugar, la liberación de su capacidad de hacer y de formular un proyecto abierto para su vida y trabajar en él. Por eso la pedagogía es el lazo esencial entre el individuo y lo colectivo: porque, ¿cómo podría haber una colectividad reflexiva sin individuos reflexivos?.

La necesaria prohibición de los deseos originarios de la subjetividad va acompañada, en las sociedades heterónomas, de la prohibición de los pensamientos, el bloqueo del flujo de representaciones, el silencio impuesto a la imaginación radical. Prohibir el pensamiento también aparece como la única manera de prohibir los actos, ocasionando una mutilación de la imaginación radical.

[...] estamos en un momento de crisis de las significaciones que nos habían mantenido unidos hasta ahora. No tenemos un nosotros. Cada uno está en lo suyo tratando de salvar lo propio, dejándose seducir por el canto de sirenas del consumismo - en el mejor de los casos - o matándose por conservar el trabajo que es amenazado constantemente por esta suerte de nuevo terrorismo que es el desempleo. Y si las significaciones de nuestra sociedad vacilan, es porque el capitalismo tenía su contrapeso, en las significaciones del proyecto de autonomía, que le obligaron a hacer un sinnúmero de concesiones: tope a las horas de trabajo, vacaciones, jubilación, pleno empleo, salud, educación laica gratuita y obligatoria, etc., todo aquello que hoy se desmorona dejándonos con la exclusiva compañía de las significaciones del capitalismo. Entonces, al no tener un nosotros, los papeles socialmente desarrollados por todos nosotros están en crisis, en crisis de sentido: ¿o no es lo que les ocurre a los jueces, los docentes, los obreros, los psicoanalistas, los científicos …? Su función ha perdido sentido, porque lo valorizado es consumir más, tener más, disfrutar más. Esto es lo que yo digo acerca de que el proceso identificatorio está en crisis.

El atronador ruido de las turbinas del avión que sobrevuela la isla interrumpe a Cornelius, que alza su mirada hacia algún punto del océano y así permanece unos minutos, tal vez horas o siglos. Lo suficiente como para que yo pueda volver sobre todo lo que ha dicho, me sobreponga al impacto del encuentro. Y piense.

Y pienso que Castoriadis, el griego, pone en el centro a la autonomía. Esa es la finalidad de la política, la educación, el psicoanálisis. Pero esta autonomía es expresión de algo que él reinventa: la imaginación. Eso que dice que Freud no se atrevió a mencionar pese a estar en el núcleo de su concepción del psiquismo (porque los sueños, la fantasía, los síntomas son impensables sin la imaginación, lo mismo que la asociación libre). Algo ante lo cual tanto Kant como Aristóteles también retrocedieron. La liberación de la imaginación radical es lo que lleva a la autonomía si sobre el producto de dicha liberación puede luego volverse reflexivamente. Y esto equivale a cuestionar todo determinismo: para Castoriadis la historia no tiene sentido, no es la evolución del espíritu ni de las fuerzas productivas, ni la de la ciencia ni la de los deseos de Dios. Son las significaciones imaginarias sociales, producidas por la imaginación radical social instituyente, las que marcan los diferentes momentos de la historia al alzarse frente a lo instituido; lo instituyente versus lo instituido. [...]

Lo propio del hombre no es la lógica, sino la imaginación irrefrenada, defuncionalizada. Esta imaginación es la que permite que el pensamiento reflexivo pueda existir, por lo tanto también que pueda existir una ciencia y aún un psicoanálisis. Porque el ser humano es Caos, Abismo, Sin Fondo en tanto ser de imaginación e imaginario, creación no predeterminada que superpone al Caos un Cosmos. [...]

La esencia del hombre no es la racionalidad ni la lógica, que nunca permitirán imaginar un nuevo axioma. Todo esto se opone a lo que siempre se ha dicho de que el hombre es un ser lógico: en realidad es un ser loco. Lógica es lo que se comparte con los animales. En el humano predomina el placer representativo sobre el de órgano, es decir, la imaginación.

[...] la modificación de toda sociedad pasa por la creación de instituciones, que al ser interiorizadas por los individuos, faciliten del mejor modo posible el que puedan arribar a su autonomía individual tanto como su participación efectiva en todo poder explícito de la sociedad: pero una cosa es el poder explícito, y otra el que surge de la incorporación que los sujetos hacen de la institución de la sociedad a través de sus significaciones. Estas hacen al modo de pensar, sentir y actuar de los sujetos.

Y para mí la clave es la dominación, el poder, mucho más que la explotación. Por eso mi preocupación por la autonomía en el sujeto y en la sociedad. En la sociedad la autonomía depende de que se establezcan democracias. Pero volvemos al mismo punto: los sujetos deben entender que ellos son los creadores de las leyes que los gobiernan, que ellos las instituyen todo el tiempo.

Claro que esta es una época de conformismo generalizado, tal vez esto sea lo que mejor resuma el estado de la sociedad actual. Y conjuntamente con esto, el rechazo de toda noción de mortalidad. Se ha perdido el sentido trágico que nos señalaran los griegos, el límite que debe ponerse a la desmesura, a la hybris. Porque yo pienso que la democracia griega si en algún lugar se hace presente y nos transmite sus secretos, es en la tragedia. [...] , una sociedad autónoma solo puede advenir a partir de esta convicción tanto profunda, como imposible, de la mortalidad de cada uno de nosotros, y de nuestras obras.

Ahora un extraño silencio se posa sobre nosotros y la isla. El mediodía está más resplandeciente aún, el aire más liviano, el calor mismo se hace sorpresivamente amable. Desde la ventanilla del avión que se acerca a la isla, Marini recuerda a Felisa, a Lucía, a Carla, mientras observa la escena en Xiros, la playa, las rocas, y a medida que la nave se inclina suavemente sobre su derecha, distingue dos personas entre las rocas y, más allá en la orilla, una mujer.

[...] El actual es un momento de descomposición que se ve en la desaparición de significaciones, amenazadora para la sobrevivencia del sistema mismo. Se derrumba la autorrepresentación de la sociedad: pero ocurre que no puede haber sociedad que no sea algo para sí misma; que no se represente como siendo algo. La sociedad actual no se acepta como sociedad, se sufre a sí misma; se hace tediosa para los sujetos la participación en ella.

[...] No sabemos como será el futuro. Lo que yo pienso es que puede haber, hubo, y esperamos que haya nuevamente, sociedades sin Estado, es decir, sin aparato burocrático jerárquicamente organizado, separado de la sociedad y dominándola. [...] Una sociedad sin un Estado de tales características es posible, concebible, deseable. Pero una sociedad sin instituciones explícitas de poder es un absurdo, en el cual han caído tanto Marx como el anarquismo.

La salida de la situación actual será indisociable de un nuevo gran movimiento históricosocial, que reactivará la democracia y le dará a la vez la forma y los contenidos que el proyecto de autonomía exige. Lo que nos perturba es la imposibilidad de imaginar concretamente el contenido de semejante creación.

[...] En la medida en que, mucho o poco, esto dependa de aquellos que tienen una relación directa y activa con la cultura, si su trabajo sigue siendo fiel a la libertad y a la responsabilidad, entonces, ellos podrán contribuir a que esta fase de letargo sea lo más corta posible. Pero, sobre todo, el porvenir depende de la actividad de la enorme mayoría de los seres humanos. No se puede más hablar en términos de una clase privilegiada, que sería por ejemplo el proletariado industrial, que ha quedado, luego de largo tiempo, reducido dentro de la población. Podemos decir, en revancha, y esto es lo que yo digo, que toda la población, salvo el 3% de privilegiados en la cima, posee un interés personal en la transformación radical de la sociedad en la cual vive.

En cuanto a mí, precisamente porque tengo un proyecto que no abandono, estoy obligado a tratar de ver lo más claramente posible la realidad y las fuerzas efectivas en juego en el campo históricosocial. Hay momentos en la historia en los que todo lo que se puede hacer en lo inmediato es un lento y largo trabajo de preparación. Nadie puede saber si estamos atravesando una breve fase de letargo de la sociedad, o si estamos entrando en un largo período de regresión histórica. Pero no soy impaciente. El hecho de que yo luche es lo que tiene sentido, no el hecho de que de aquí a dos siglos exista una sociedad perfecta.

Cornelius, el griego, hace una breve pausa. [...] Sigue hablando, pero [...] en algo que supongo es griego, inentendible para mí, mientras gesticula. De golpe desvía su mirada hacia mi izquierda, de donde, mientras giro mi cabeza, veo avanzar la mano de alguien que con un encendedor le ofrece fuego. Entonces reconozco al sujeto de la barcaza, quien [...] Le habla de la continuidad de los parques, de la Maga y los cronopios, y de esta sociedad atascada en una autopista del sur. Castoriadis le responde en griego, algo que, curiosamente, yo entiendo: la imaginación al poder!. Ríen a carcajadas. Pero ya el avión inicia su caída en el Egeo, el ruido de un trueno hace que lo que estoy presenciando se desarticule como una imagen en el agua golpeada por un guijarro.

Cuando vuelva a aquietarse veré que aún no terminó el primer tiempo. Apago la tele, enciendo la computadora, y escribo y escribo, hasta este punto.

 

 flechahome.gif (904 bytes)  Principal flecharriba.gif (1535 bytes)