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Presentación virtual del librodel libro

Más allá del malestar en la cultura. Psicoanálisis, subjetividad y sociedad. De Yago Franco. Ed. Biblos

 

Palabras de Hugo Urquijo

hurquijo@fibertel.com.ar

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Yo estoy absolutamente entusiasmado con el libro de Yago. Me pasó lo que me pasa últimamente con esos textos muy estimulantes que muchas veces no provienen del Psicoanálisis sino de la Sociología  pero que iluminan el modo en que pensamos hoy al sujeto y las interconexiones sujeto- sociedad  y que inciden por ende nuestras prácticas.  Espero poder dar al menos siete buenas razones para leer este libro.

Primera buena razón: lean este libro porque  tomando el eje Psicoanálisis, subjetividad  y sociedad nos vuelve a conectar vívidamente con  la dimensión de lo revolucionario que fue el aporte de Freud en su momento. No sólo en  los grandes ejes teóricos: la existencia del Inconciente, la sexualidad infantil y el Edipo, los efectos de la sexualidad de los padres, la transferencia. Sus reflexiones sobre la cultura, la sociedad victoriana que le tocó vivir, la religión,  la familia tuvieron una incidencia sobre la sociedad y la política que fue revolucionaria porque se ocupó  de las significaciones centrales de la sociedad, dice Yago. Y puede seguir siendo revolucionario si somos capaces de ser audaces, abandonar los paradigmas freudianos que no se sostienen y desarrollar y seguir pensando  a partir de los que sí siguen siendo validos.

Segunda buena razón: lean este libro porque  hace pensar en la articulación de dos términos que nos ocupan insistentemente: la construcción del sujeto psíquico, concepto psicoanalítico, y la producción de subjetividad, concepto sociológico, que  hace al modo en que las sociedades determinan las formas con la cual se constituyen sujetos socialmente potables para integrarse o para cuestionarlas.  Los modos en que la institución de la sociedad aporta al sujeto  un magma de significaciones imaginarias sociales (en términos de Castoriadis)  que a su vez ofrecen al sujeto modos de representar, de sentir y de hacer. Deciden acerca del contenido de su pensamiento. De esta articulación sujeto sociedad se ocupa centralmente el libro de Yago.

Tercera buena razón: lean este libro porque  ayuda a pensar el modo en que el capitalismo reinando casi sin oposición impacta en la subjetividad del hombre de HOY. Clarificar los paradigmas del capitalismo salvaje del consumismo, del vértigo que gira al ritmo de la revolución tecnológica y que lleva al desmadre consumista, que empuja al sujeto al goce inmediato de la compulsión y la adicción y lo aleja de su capacidad deseante. Efectos que desestructuran la psique. Un capitalismo que Yago no duda en calificar de fracasado, y coincido,  porque ha fracasado en su posibilidad de aportar sentido a la vida y los proyectos de los sujetos que integran su sociedad (como planteaba Freud en el Malestar en la Cultura).

Cuarta buena razón: lean este libro porque van a ver cómo un psicoanalista del Rio de la Plata se toma de  la mano centralmente de Castoriadis y su concepción de la imaginación radical y el imaginario social instituyente. Pero también de Piera Aulagnier y la violencia secundaria,  de  Blejer y sus postulaciones sobre las instituciones sociales como depositarias de lo simbiótico de la psiquis y de Green y sus desarrollos sobre instinto de vida- instinto de muerte. Y  pone a trabajar los conceptos más fructíferos de todos ellos para echar luz sobre los paradigmas de esta nueva época que arranca luego de la caída del socialismo real y avanzó en la era  Reagan- Tatcher en los países centrales hacia un salvajismo desubjetivizante. Salvajismo porque destruye las significaciones que cohesionan  la sociedad y hace que ésta y los sujetos se tornen insignificantes.

Quinta buena razón: lean este libro para seguir a Yago con las ideas de Castoriadis sobre el avance de la  insignificancia   hoy. Hoy  que triunfan las significaciones imaginarias del capitalismo con sus efectos sobre los paradigmas de época, a saber, dominancia del consumismo y la pérdida de la necesaria cohesión social que esas significaciones imaginarias sociales deberían ofrecer para dar sentido al ser. El sujeto queda al borde del caos y del abismo, con las cargas de Tanatos desatadas,  incapaz de un contacto adecuado  con su semejante y de crear tramas sociales como  colectivo y consecuentemente  se empobrecen los intercambios a cualquier nivel: político, pensante, estético. Desde esta perspectiva es claro que sólo puede salvarnos el reconocimiento de ese caos y el intento de superarlo través de la grupalización, de la política, del pensamiento fructífero, de un Psicoanálisis que cuestione la significación imaginaria social y del arte que también cuestione  ese sentido y no sea complaciente en el desenmascaramiento y la denuncia.

Si el Psicoanálisis abrió un camino apto para liberar la imaginación a través de la asociación libre, del análisis de sueños y lapsus,   también debería ayudar a pensar una subjetividad más pensante, más reflexiva y más deliberativa, dice Yago.

Nuestra concepción de la construcción subjetiva concibe un sujeto que se constituye en una necesaria y vital sujeción al otro que con cada bocado de comida le da otro que lo hace ingresar a la cultura. Una sujeción o subordinación con la que el sujeto deberá luego trabajar arduamente para  hacer un recorrido de autonomización y liberación. ¿De qué modo? Haciendo conciente  el interjuego de fuerzas sujeto- sociedad, a través de una visión crítica del mundo de significaciones del poder y la política, a través de la creación o invención  de instituciones que ayuden a esa autonomía necesaria del sujeto.

Vivimos un momento del mundo en que parecería que este tipo de instituciones podrían estar a punto de ser creadas o inventadas. El movimiento de los indignados en Grecia, Inglaterra o España, el del OWS en el corazón del Imperio o la Plaza Tahir en Egipto podrían desembocar en algo así. Yo lamento que el genio de Z. Bauman  los califique de meramente “emocionales” y, en su parecer, “la emoción es apta para destruir pero  especialmente inepta para construir nada”. El ve la emoción como “líquida”. Hierve mucho pero también se enfría unos momentos después.  Yo tengo mis dudas de que a partir de la emoción no se pudiera llegar a configurar algo coherente y duradero.

 Sexta buena razón: lean este libro en el que la fructífera idea de un  “Más allá del malestar  en la cultura” le sirve a Yago para partir de las ideas de Freud de 1930 acerca de la cultura como imposición de restricciones pulsionales necesarias para constituir sociedad  pero también aportando a cambio y compensatoriamente un bienestar mínimo, un albergue, necesario de la vida en sociedad. A partir de allí plantea este “más allá” porque se ha producido una desestructuración de las instituciones que proveían ese amparo de la legalidad y organizaban los lazos intersubjetivos. Eso ha llevado al sujeto a una situación de sufrimiento y de desamparo y a una crisis del proyecto y de modelos  identificatorios. Sólo permanece como proyecto el consumo, la avidez, la acumulación y el goce inmediato en esta sociedad que Bauman dio en llamar sociedad líquida y en la que el destino de los desechos del objeto consumido  es más problemático que los objetos mismos.

Séptima y última buena razón: lean este libro que después de un diagnóstico certero pero pesimísticamente realista aporta vías de salida como las que mencioné más arriba:1) la política que puede destronar lo instituido, 2) el pensamiento critico, 3) el arte que inventa mundos posibles, 4) el psicoanálisis que permite al sujeto dejar de ser quien era.

Para el mundo actual pero también para la Argentina hoy, que  después de  múltiples catástrofes sociales vividas: dictaduras y  terrorismo de Estado, guerra de Malvinas, hiperinflaciones, Amia y Embajada de Israel y sobre todo la del 2001 y 2002, ha empezado a recorrer  caminos de los que propone Yago como la  salida del vivir “cómodamente muerto”. Me refiero a la  recuperación de  la militancia y   la política, la salida del aislamiento individual, un proyecto de país más inclusivo, la vuelta de los chicos a la escuela, una visión de que el   futuro  se despliega hacia adelante y no es un camino  cerrado.  Ni optimistas ni pesimistas porque ambas, dice Yago, instalan en una comodidad que obtura el pensamiento. Y sigue diciendo: En el despertar colectivo de la imaginación pueden crearse nuevos modos anclados en las significaciones de la igualdad, la justicia, la libertad y el amor por la verdad. Así podrán horadarse los muros de lo instituido. Los muros de lo instituido atentan mortalmente contra la subjetividad.


El libro puede ser adquirido - entre otras - en las siguientes librerías de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires:

Paidós - Av. Las Heras 3741 Loc. 31
Gualdalquivir - Callao 1012
Arcadia - M. T. de Alvear 1548
Hernández - Corrienters 1436 y 1311
De la mancha - Corrientes 1888
Eterna cadencia - Honduras 5574
Prometeo Corrientes 1916 y Honduras y Gurruchaga
Letra viva - Coronel Díaz 1837

Y en los próximos días en librerías de las ciudades de Rosario, La Plata, etc.

Y puede ser adquirido on line cliqueando aquí, en el sitio de Librería Paidós

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